martes, 2 de diciembre de 2008

La Orquídea,la Luna y el Sol ( en mi cumpleaños )


POR: LUIS CASTILLO
DICIEMBRE 2 DE 2008

Se sabe que las orquídeas aparecieron hace mucho tiempo, entre 76 y 84 millones de años, es decir, millones de años antes de que el hombre habitara el planeta las orquídeas ya reinaban en él junto con los dinosaurios.


Sin embargo, La historia oficial de las orquídeas, o más bien su reconocimiento público mundial se dio en 1818 por pura casualidad. En esta época, la Inglaterra victoriana contaba con exploradores en las más diversas regiones del planeta. Así fue que un explorador llamado Swainson, que recolectaba musgos y líquenes en Sudamerica para un horticultor llamado William Cattley, usaba los pseudobulbos y las hojas carnosas de plantas que crecían en la selva amazónica para afianzar los empaques de musgo, sin saber que en realidad estaba por despertar la fascinación del mundo por esta generosa familia de plantas.


A partir de ese momento, se han generado miles de historias y leyendas sobre tan hermosa flor, esta es la historia de una de ellas…






Una bella orquídea conocida como Hator que en la mitología egipcia fué diosa del cielo y reina del firmamento. Hija del dios del Sol, Ra, y mujer del dios del cielo, Horus, era diosa de la fertilidad y protectora de las mujeres y el matrimonio. También era diosa del amor, la belleza y la bondad.


Pues bien, Hator estaba llena de vida y con gran garbo se mantenía firme iluminando los alrededores con la luz que emitía por su belleza, sin embargo, algo le hacía falta, ella estaba llegando a sus primeros cincuenta diciembres y eso le ocasionaba sentimientos encontrados.


Gustaba de la libertad de su ser, pero al mismo tiempo sentía una gran adhesión a la tierra en que vivía y sentía que dependía del Sol para recibir calor y energía y cuando la noche llegaba observaba con gran admiración a la Luna esplendorosa que atraía a los enamorados, por lo que su misticismo la cautivaba.







Confundida y misteriosa pensaba que era solamente un peón del ajedrez, llego a pensar que no tenía sentido vivir pues necesitaba y dependía de otros, aunque al mismo tiempo pensaba que ahí radicaba su valor, pero creía que necesitaba ser necesitada.


Como diosa del cielo y reina del firmamento, decidió preguntarle a la Luna: ¿qué haces para brillar tanto, lucir tan hermosa y provocar en los enamorados el deseo febril de tener una silla doble en donde poder sentarse a admirarte y disfrutar juntos el amor que se profesan?, ¡no lo entiendo! expresó confundida.


La Luna respondió: “ Yo no se de que te admiras con ese enfoque que tienes, yo estoy como mascota de la Tierra solamente dando vueltas a su alrededor y cuando tu me ves brillar, no es mi luz la que ilumina sino el reflejo de la luz del sol”.





Planteado en esos términos, Hator quedó boquiabierta, y le dijo, pero ¿por eso se eres tan melancólica? La Luna hizo un gesto de incredulidad y continuó; “mira, la vida es única e irrepetible deberías ver lo bueno de las cosas, admirar lo que tienes y maravillarte con lo que aprendes y entiendes a cada momento, ¡la vida es ahora! concluyó”.



Hator asombrada se da cuenta que no es la única que depende de otros y decide esperar a que la mañana surja con sus aromas, colores y sobretodo con la deslumbrante luz del Sol. Entonces en pleno nacimiento del nuevo día voltea hacia el cielo y como hija de Ra, Dios del SOL, sintió la necesidad de cuestionarlo: ¿porqué tu, que eres el astro rey compartes tu luz y tu calor con los demás, inclusive, se que cuando te vas a dormir, le prestas tu brillo a la luna permitiéndole dar luz e incluso pareciera que ella presume que es propia?










El Sol sonríe y le dice: “hay Hator, ¿sabes que es lo más curioso de todo esto?, que la vida es esencial y tu eres parte de ella, que las naturaleza es perfecta y tu eres parte de ella, que la belleza es aquello que sale de tu interior y cautiva a los que te observan, ¿no te has dado cuenta que eres una de las flores más bellas del universo?, ¿no te has percatado que cuando una mujer recibe una flor como tu de parte de su amado, es para ella un símbolo de amor tan grande que puede ese simple hecho darle sentido a su existencia?”


Hator la bella orquídea queda perpleja ante la sabiduría del Sol y tímidamente le dice: pero, yo soy pequeña y me siento minúscula ante los grandes árboles que me rodean y ni
que decir de tu magnificencia, el Sol le guiña un ojo y le explica: “No dudes de lo que eres y de quien eres, debes saber que todo es perfecto y que la grandeza no se mide por el tamaño sino por todo lo que cabe en tu corazón y como lo compartes con quienes te rodean”. Ella le agradece sus comentarios y regresa a su pradera a pensar profundamente.







Se da cuenta finalmente que ella vale por lo que es, que su belleza esta en su interior y que su imagen es reflejo de esa belleza, que tiene el poder de cautivar, de enamorar y hasta de brillar con luz propia, comprende que la vida es colectiva y funciona en armonía y que estando en armonía todos somos parte de lo mismo, todos somos uno y piezas perfectas de este maravilloso universo.



Comprende que la Luna es hermosa simplemente por ser y gracias a que es puede ayudarle al Sol a mantener su luz, aun cuando el este dormido. Y no es un plagio sino una colaboración ya que el Sol toma sentido cuando los demás seres vivos reciben lo que el ofrece, ¿de que serviría dar calor si nadie se calentara con ello?, se percata que por más que alguien le exija al Sol más luz o más calor sólo recibirá lo que merece y necesita y no deberá esperar más.








Entendió que no es bueno ser codependiente, pues eso daña a ambas partes impidiendo el desarrollo y la libertad. Simplemente hay complementos que nos ayudan a ser mejores, pero que la codependencia los convierte en suplementos, es decir prácticamente somos borrados por nosotros mismos y otro nos suple desde nuestra perspectiva errónea.



En ese momento, recuerda que la tierra es su proveedora de alimento y que la lluvia es la que apaga su sed, también recordó que las abejas e insectos le ayudan a esparcir el polen para poder reproducirse, es un momento de gran felicidad, ella ve la maravilla de la creación trabajando en armonía para y con ella, para y con cada parte del Universo por igual. Es un hermoso trabajo colectivo en donde las cosas toman sentido cuando son compartidas y que cada pieza tiene su valor particular pues es única.







Después de tan intensa jornada Hator exhausta cierra sus hojas, se cobija con sus flores y se dispone a descansar perdiéndose en un profundo y reparador sueño.



A partir de ese momento ya nada volvió a ser igual, dejo de preocuparse por el tiempo que tenía o por aquel que le faltaba, tuvo la conciencia que todo afuera es bello pues la belleza radica en su interior, que lo más importante es lo que opinamos de nosotros mismos, que tanta confianza tenemos en lo que hacemos y si realmente sabemos quiénes somos y cual es nuestro propósito.



Se sabe que Hator la bella orquídea, un ser único e irrepetible, al comprender quién era, logro la auto aceptación y ha sacado lo mejor de si cautivando a quien la observa. Se dice que todo aquel que pasa cerca es iluminado para siempre y desde ese momento, la Luna brilla intensamente y el Sol sonríe cada día al admirarla como su cómplice.










Es así como desde ese momento, La Orquídea, la Luna y el Sol viven en armonía disfrutando el presente puesto que es un regalo que hay que disfrutar como parte del milagro de la vida. Hoy sus flores son más hermosas que nunca, sus colores más puros y brillantes y su aroma es inspirador.



La vida se vive sólo una vez y para disfrutarla, simplemente hay que vivirla.

¡Feliz Día!, ¡Feliz Vida!







1818 1818 1818 1818 FIN 1818 1818 1818 1818

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