sábado, 20 de marzo de 2010

Sobre el Diván


Edward Flirt , un hombre maduro que estaba obsesionado con la idea de vivir para siempre; nunca pudo olvidar aquel libro de hechizos que descubrió debajo de la cama de la nana Sophie, siendo apenas un niño de 10 años .

Ed de forma furtiva todas las noches abría el mágico libro de hechizos que la nana guardaba sigilosamente dentro de aquella misteriosa caja color púrpura adornada con múltiples estrellas , lunas y un broche dorado en forma de herradura .

Eddy (como Sophie cariñosamente le llamaba) tenía terminantemente prohibido husmear dentro del cuarto de la nana y por la misma razón él lo hacía constantemente, justo cuando ella se entretenía en el jardín cantándole a las rosas y orquídeas que con tanto amor cultivaba, aunque a veces se distraía de su cuidado flirteando con el jardinero .

Dentro de todos los hechizos contenidos en el libro, uno sin duda llamó siempre su atención y ya siendo más grande tuvo la precaución de copiarlo letra por letra en aquel diario donde escribía sus más grande secretos de la vida: el hechizo para ser “inmortal”.

Se trataba de una receta para obtener vida eterna, era de lo más extraño y hasta cierto punto sensual ya que tenía que ver con el amor y con una mujer.

Las instrucciones decían que para nunca morir , se tendría que devorar el cuerpo de una mujer dormida de la cual estuviera perdidamente enamorado y ella le correspondiera amándolo igual. Al principio le pareció algo escabroso y poco probable, sin embargo fue la única pócima que por alguna rara razón llamó su atención y conforme más lo leía le parecía menos terrible.

Los años pasaron, la nana desapareció y llegaron infinidad de experiencias extrañas unas y otras no tanto a la vida de Edward , sin embargo lo que no cambiaba ni él olvidaba era aquella obsesión de vivir para siempre.

Un buen día de paseo en Viena, su ciudad favorita, conoció a quien más tarde sería el gran amor de su vida Melissa Pierrot, mientras ambos en aquella galería miraban embelesados “ El Beso” de Gustav Klimt. Sin proponérselo se rozaron con los codos y al mirarse se quedarían prendados para siempre. ¡Sí en definitiva, fue un amor a primera vista!

Melissa y Edward tuvieron noches y días de pasión inolvidables , encuentros furtivos y casuales ya que ella estaba casada con un hombre viejo aburrido y enfermo y, aunque Edward era libre ambos sabían que su apasionado amor no tenía futuro y sus citas clandestinas se volvían cada día mas problemáticas y complicadas.

A pesar de el inmenso amor y la arrolladora pasión que Edward sentía por su amada, no dejaba de pensar en aquella posibilidad de ser inmortal. Veía cómo poco a poco sus seres queridos envejecían, enfermaban y luego morían, mientras que él tenía el secreto para no pasar por lo mismo y necesitaba ponerlo en práctica cuanto antes.

Pensándolo bien, Edward no podría adueñarse por completo de Melissa y poniendo en práctica la receta mágica de comérsela a ella , formaría parte de sus entrañas y su hermosa sangre correría por sus venas dándole juventud, vida eterna y pasión.

Sin pensarlo más buscó en su viejo baúl aquel libro con tantos secretos de su niñez y juventud hasta dar con la receta misteriosa y, aunque de memoria podía recordar cada palabra, no podía equivocar ni un solo paso. Entonces lo preparó todo.

Aquella tarde invernal se citaron en su lugar secreto… Un discreto hotelito donde eran libres: ella llegó hermosa con su vestido blanco con un gran escote y él con su traje oscuro y su corbata púrpura; ella sin saber que ya no tendría que mentir más para fundirse con su amado , él con la emoción de tenerla a ella para siempre dentro de si.

Esa noche...de aquel hotel sólo salió Edward y en la habitación quedaron una taza de café vacía y un vestido blanco sobre el diván.

1 comentario:

Linda dijo...

Chispas, Marilia, ¡Qué pasión, qué emoción! Cuenta cortitica de horror, también, ¿eh?